Llegada cierta edad o a cierto grado de conciencia, muchas mujeres nos descubrimos cansadas y, por encima de eso, insatisfechas y desmotivadas. Quizá te sientas así y ahora tengas que reconocer que has preferido conformarte con esa situación -seguramente, cada vez más incómoda- en vez de buscar una solución; pero ahora estás dispuesta a leer atentamente las líneas que aquí encuentras.
PRIORIZAR A LOS DEMÁS (II Parte)
Es posible que desde pequeña, con tal de agradar a papá o a mamá, sentirte querida por ellos, hayas aprendido a complacer, olvidándote de tus propios anhelos, necesidades y deseos. Si fue así, no te sorprendas de que hoy en día esté primero tu pareja, tu hijo o tu madre…, que casi cada día renuncies a algo que tenías previsto para ti por hacerle el favor X o Z a una amiga…, que hagas horas extra sin rechistarle al jefe…, que siempre tenga prioridad la limpieza de la casa, la cocina, la plancha o eso que según tú debes que arreglar…, o que sea habitual en tu boca la expresión “no te preocupes, ya me encargo yo”. ¿Y tú? Todo esto te ha llevado a olvidar quién eres y qué quieres realmente. Todo esto te ha desconectado de ti misma. Todo esto cansa, genera desmotivación e insatisfacción. Porque no has hecho lo que realmente te agrada, lo que te gusta, lo que te pide el cuerpo. Es más, si en estos momentos te preguntas ‘¿y yo qué quiero?’, (¡HAZLO!, ¡pregúntate!, ¿lo has hecho?)… Muy probablemente, no obtengas respuesta.
Ahora no te pongas a llorar, no te des permiso para entrar en las justificaciones o en el victimismo. Di: “¡Basta ya!”, reflexiona, pasa a la acción y encuentra la manera de cambiar cualquier cosa que no te guste en tu vida. Lo puedes conseguir sola, pero si crees que no, aquí estoy yo para acompañarte en tu ‘renacimiento’. ¡Ponte las pilas! ¿A qué esperas?, ¡te lo mereces! Son ya muchas mujeres -hoy en día amigas-, que en pocas sesiones han conseguido dar un cambio radical a sus vidas.