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Últimamente he publicado distintos post hablando sobre la influencia de nuestros pensamientos y sentimientos en nuestra salud y bienestar.
Navegando por Facebook me encontré con un texto que me llamó la atención. Es de mi querido amigo Guillermo Peña, quien habla de este tema con un enfoque que me ha gustado mucho. Aquí transcribo su texto:
CUANDO NOS SENTIMOS AMADOS Y APOYADOS,
NOS BENEFICIAMOS.
Todos intuitivamente, sabemos que nuestras emociones y nuestro estado de ánimo influyen en nuestra salud física. Cuando estamos en un estado de conflicto o enfado, podemos sentir el cansancio en nuestro cuerpo y cómo se reduce nuestro nivel de energía. Por el contrario, cuando las cosas «van bien» podemos sentir la sensación de energía, ligereza y el bienestar de nuestro cuerpo.
¿Y si la sensación de calma interior y ligereza nos ayuda realmente a erradicar la enfermedad y a mantenernos saludables?
A continuación, datos de Seeman y Syme extraídos de su estudio de 1987, publicado en Medicina Psicosomática 49: 341-354, titulado «Las redes sociales y la función de las relaciones sociales como predictores de la enfermedad.»
Estudiaron 119 hombres y 40 mujeres, que se sometieron a un procedimiento que describe la cantidad de placas de colesterol dañino que se acumula dentro de las arterias del corazón.
En su estudio, encontraron que mientras las personas se sintieron más amadas y apoyadas, se reducía la cantidad de placas de colesterol.
Cuando nos sentimos amados, esos sentimientos se convierten en mensajeros bioquímicos que circulan hacia las células y tejidos de nuestro cuerpo y ejercen sus efectos beneficiosos. El mecanismo exacto de este efecto está aún por descubrir, pero ciertamente tenemos pruebas circunstanciales (a través de estudios sobre el sistema inmune y estudios como éste), que demuestran que hay un efecto físico beneficioso al sentirse amado y apoyado.
Todos generamos neurotransmisores en nuestro cuerpo y cerebro, que son los mensajeros bioquímicos del pensar y del sentir.
Cada célula de nuestro cuerpo tiene lo que llamamos «receptores» de estos neurotransmisores, que son como «orejas», que escuchan los mensajes químicos.
Ahora que sabemos esto, es un buen momento para preguntarnos:
«¿Qué mensaje estoy dando a mi cuerpo…?»
…cuando estoy actuando, o pensando con rabia, ira, enfado, envidia, resentimiento.
Debemos ser más conscientes de lo que nos estamos provocando a nosotros mismos y focalizar nuestra atención en los sentimientos de amor y de apoyo, que producen cambios positivos, netamente saludables en nuestra bioquímica.
GPA
Es fácil entender estos conceptos,
pero no necesariamente es tan fácil llevarlos a la práctica sol@.
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